Sacar la bici no sólo es un medio de transporte; de ser así esta actividad caería por igual en las vacilaciones de la monotonía o en las manos de cualquier tecnología o tarea profesionalizada en el distanciamiento de la personas con su medio y viceversa.
Más allá de ser el vehículo que nos transporta físicamente, la bicicleta ya es para muchos de nosotros uno de esos MEDIOS que nos traen poco a poco de regreso a la convivencia. Un pase para despertar al alma de la sociedad, ya un poco olvidada, maltratada y apartada… pero igualmente latente, de regreso al taller de la vida en comunidad; en donde las tareas nunca se acaban, en donde siempre hay chamba… en donde el placer más grande es el de aprender del otro y con el otro, en donde cada paso es más completo cuando lo acompañan otras pisadas… tal vez no al mismo rumbo pero si acordes en una sintonía que les permite un flujo más estable.
Hablamos entonces de aquel taller en donde todas las tareas se vuelven más grandes y bellas con el pasar de los días y con los nuevos aprendices… un pase que nos lleva a disfrutar nuevamente del arte de vivir en comunidad, un trabajo que sólo puede nacer de entre nosotros; que es bello entre nosotros… los mismos creadores, exponentes y espectadores de nuestra obra: la vida en comunidad.
No es de lamentarnos que en este momento nuestro taller y nuestra obra se encuentren con repetidos desajustes, y tan encaprichado en los vicios de las nuevas vanidades sociales… pues lo principal es que el taller sigue abierto, pues los hombres seguimos aquí y no conocemos hasta ahora una manera más bella de vivir, y sentir que no sea aquella que involucren a alguien más en el quehacer de crear y disfrutar nuestros días. Sería más bien cuestión de PONERSE A TRABAJAR!... recordar LOS VERDADEROS PLACERES DE LA VIDA, repasar en nuestras acciones los principios básicos para vivir EN COMUNIDAD… regresar a la propia naturaleza de la VIDA.
Andar en bicicleta es entonces también un medio de pluralidad. Un empujoncito más para recordarnos los unos a los otros que en las calles no sólo somos automovilistas, o ciclistas, o peatones en traje o peatones en falda, con tacones o con lonchera en mano… simplemente venimos a ser un integrante más de la vida en conjunto, del respirar el mismo espacio y recordar que antes que ser ciclistas, automovilistas, hombres, niños o mujeres, somos seres humanos, personas integras, amantes de la vida que van diseñando poco a poco, uno a uno, en acuerdo y desacuerdo constante con sus pares, la mejor estrategia para vivir el mejor de los paseos en el itinerario de la vida.
De facturas, restaurantes, horarios, y retardos sabemos bastante; de alamedas, calles, semáforos, vías, parques y avenidas lo recordamos de todo con el hecho poner un pie fuera de casa; de bicicletas, patinetas, carros y patines sabemos con seguridad otro tanto, pero qué tan seguros nos sentimos de saber el cómo acercarnos a nuestra gente; el saludar al vecino, de dar o no los buenos días a la mirada que cruzaste en la calle, de ayudar a hombre que espera en una esquina cruzar la calle, del cómo regalar esa sonrisa que hoy no se dibujó en la cara de alguien o el de recordar que las palabras TOLERANCIA y RESPETO caben con facilidad en las acciones de todos con el simple hecho de dejarlas entrar al festín de vida diaria en el que se nos ha olvidado invitar más gente.
No sigamos cometiendo ese error de querer hacer la mejor de las fiestas sin invitados. Saca la bici! Y no olvides que antes de ser ciclistas, automovilistas, niños o niñas, somos personas que día a día tratamos de hacer la mejor de las creaciones para nuestra vida… y que si a veces se nos olvida sacar el pincel, las pinturas y caballete pues estamos cansados y aturdidos por cualquier razón… de malos pintores, y olvidadizos artistas está echo este mundo… pero independientemente de la claridad y tonalidad de los bastidores de cada uno, de artistas todos podemos tener un poco. Respetémonos y APRENDAMOS a vivir juntos.
